Sandra Cuevas en la Marcha LGBTTTIQ+

El sábado 28 de junio de 2025, las calles de la Ciudad de México se llenaron de colores, música y consignas durante la 47ª Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+, un evento que reunió a más de 100,000 personas, según estimaciones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). Desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, miles de asistentes celebraron los avances en los derechos de la comunidad diversa, mientras exigían el fin de la discriminación y la violencia. En medio de esta marea arcoíris, una figura destacó por su inesperada presencia: Sandra Cuevas, exalcaldesa de Cuauhtémoc, quien llegó acompañada de la influencer Jessica Esotérica y el actor Alfredo Adame. Su participación, sin embargo, no pasó desapercibida, generando un torbellino de opiniones que oscilan entre el respaldo y las acusaciones de oportunismo político.

“La marcha es un espacio de resistencia, pero también de cuestionamiento. No todos los que llegan con una bandera arcoíris tienen un compromiso real”, expresó Alejandra Ley, activista y actriz, en un encuentro con medios tras el evento.

El contexto histórico: La lucha LGBTTTIQ+ en México

La Marcha del Orgullo en México tiene sus raíces en 1978, cuando un pequeño grupo de activistas salió a las calles de la capital para exigir visibilidad y derechos en un país donde la homosexualidad era tabú y, en muchos casos, criminalizada de facto. Desde entonces, el movimiento ha logrado avances significativos: el matrimonio igualitario, legal en la Ciudad de México desde 2009 y extendido a todo el país en 2022; la adopción homoparental en 14 estados; y la prohibición de las terapias de conversión a nivel nacional en 2024. Sin embargo, los retos persisten. Según el informe de Letra S, en 2024 se registraron 48 asesinatos de personas LGBTTTIQ+ en México, de los cuales el 55% fueron contra mujeres trans, lo que subraya la persistente violencia transfóbica.

“Hemos ganado batallas, pero la guerra contra la discriminación está lejos de terminar”, afirmó Citlalli Hernández, senadora de Morena y promotora de la ley contra terapias de conversión.

La marcha de 2025, bajo el lema “Igualdad sin fronteras”, buscó destacar no solo los logros, sino también las deudas pendientes: el reconocimiento pleno de las identidades trans, el acceso equitativo a la salud y la seguridad para las comunidades diversas en zonas rurales. En este contexto, la aparición de figuras públicas como Sandra Cuevas añadió un matiz político que dividió opiniones.

Sandra Cuevas: Una figura polarizante en el ojo público

Sandra Cuevas, exalcaldesa de Cuauhtémoc (2021-2024), ha sido una figura controvertida en la política mexicana. Conocida por su estilo mediático, que incluye operativos como el “Diamante” contra el comercio informal y campañas con naranjas y frituras, Cuevas ha sabido mantenerse en el centro de la atención. Sin embargo, su trayectoria no está exenta de críticas. En mayo de 2025, tras cerrar sus redes sociales, enfrentó acusaciones de estar bajo investigación por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por presuntas operaciones financieras irregulares, señalamientos que ella negó, calificándolos como “ataques políticos”. Su paso por Movimiento Ciudadano (MC) en la contienda electoral de 2024, donde buscó un escaño en el Senado, también generó controversia por su alianza con el partido naranja, percibida por algunos como oportunista.

“No tengo nada que ocultar. Mi presencia en la marcha es un gesto de apoyo a la diversidad, no un cálculo político”, afirmó Cuevas en una breve declaración a medios durante el evento.

Su llegada a la marcha, acompañada de Jessica Esotérica, una influencer conocida por su contenido místico, y Alfredo Adame, un actor con un historial de controversias públicas, desató reacciones inmediatas. Mientras algunos asistentes celebraron su presencia como un respaldo a la visibilidad de la comunidad, otros la acusaron de usar el evento como una plataforma para relanzar su imagen tras meses de bajo perfil.

Alfredo Adame y Jessica Esotérica: Compañeros de una aparición polémica

Alfredo Adame, conocido por su carrera en telenovelas y su incursión fallida en la política, ha sido objeto de burlas y críticas en redes sociales por incidentes como peleas callejeras y declaraciones controvertidas. En 2023, la actriz Alejandra Ley, integrante de la comunidad LGBTTTIQ+, criticó su invitación a una marcha previa, argumentando que no representaba los intereses de la comunidad. Su presencia junto a Cuevas en 2025 reavivó estas críticas, con usuarios en redes sociales cuestionando su autenticidad.

“Alfredo Adame en la marcha es como un chiste mal contado. Su historial no refleja compromiso con la causa”, escribió un usuario en X, reflejando el sentir de muchos activistas.

Jessica Esotérica, por su parte, es una figura popular en redes sociales, con más de 500,000 seguidores en plataformas como TikTok. Su contenido, centrado en esoterismo y astrología, le ha valido una base de fans leal, pero también críticas por promover creencias sin sustento científico. Su participación en la marcha, aunque menos comentada, añadió un toque de espectáculo que algunos consideraron fuera de lugar en un evento de lucha social.

La marcha como escenario político

La presencia de figuras públicas en la Marcha del Orgullo no es nueva. Políticos de diversos partidos, desde Morena hasta el PAN, han asistido en años recientes, buscando conectar con un electorado joven y progresista. Sin embargo, estas apariciones suelen ser escrutadas por activistas que exigen un compromiso real más allá de gestos simbólicos. En el caso de Cuevas, su historial político, marcado por enfrentamientos con comerciantes informales y acusaciones de prepotencia, alimentó las sospechas de oportunismo.

“No basta con ondear una bandera. Queremos políticas públicas que garanticen seguridad y equidad para nuestra comunidad”, demandó TransViolet, una colectiva trans que participó en la marcha.

La marcha de 2025, que recorrió 5.5 kilómetros desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, también sirvió como plataforma para denunciar retrocesos en otros países. Los asistentes hicieron referencia a leyes anti-LGBTTTIQ+ en naciones como Hungría y Uganda, así como al reciente videojuego de un partido de ultraderecha alemán que incita a la violencia contra la comunidad diversa. En México, la reciente aprobación de la Ley de Telecomunicaciones, con disposiciones que podrían facilitar la censura de contenidos en línea, añadió un matiz de preocupación a las demandas de libertad de expresión.

La comunidad LGBTTTIQ+: Avances y retos pendientes

A pesar de los avances legales, la comunidad LGBTTTIQ+ en México enfrenta desafíos estructurales. Según el INEGI, el 25% de las personas LGBTTTIQ+ han experimentado discriminación en el trabajo, y el 40% en espacios públicos. En zonas rurales, donde la influencia de normas conservadoras es más fuerte, las personas trans y no binarias enfrentan mayores riesgos de violencia. La Secretaría de Salud (SEDESA) reportó que, durante la marcha, se realizaron 2,500 pruebas gratuitas de VIH, un esfuerzo para combatir el estigma y mejorar el acceso a la salud, pero los recursos para tratamientos integrales siguen siendo limitados.

“La marcha es una fiesta, pero también un grito de resistencia. No queremos solo visibilidad, queremos justicia”, expresó un integrante de la colectiva Orgullo CDMX.

El evento también destacó el papel de las nuevas generaciones. Jóvenes de entre 15 y 25 años representaron el 60% de los asistentes, según estimaciones de los organizadores, reflejando un cambio cultural hacia una mayor aceptación de la diversidad. Sin embargo, la polarización política en México, agravada por la reciente consolidación de Morena en el poder, ha generado tensiones entre los movimientos sociales y el gobierno.

Implicaciones de la presencia de Cuevas: ¿Un punto de inflexión?

La aparición de Sandra Cuevas en la marcha plantea preguntas sobre el uso de los movimientos sociales como plataformas políticas. Por un lado, su presencia, junto a figuras mediáticas como Adame y Esotérica, atrajo reflectores al evento, aumentando su visibilidad en medios y redes sociales. Por otro, generó críticas de activistas que ven en su participación un intento de lavar su imagen tras los escándalos que marcaron su gestión como alcaldesa. En mayo de 2025, Cuevas reapareció en la vida pública con la apertura de una galería de arte, un movimiento que muchos interpretaron como un intento de reposicionarse tras las acusaciones de Simón Levy sobre supuestas irregularidades financieras.

“Sandra Cuevas sabe usar los reflectores, pero su historial no refleja un compromiso sólido con la comunidad LGBTTTIQ+”, afirmó un analista político en una columna de opinión.

El contexto político de México, con la presidenta Claudia Sheinbaum consolidando su liderazgo, añade otra capa de complejidad. La marcha de 2025 ocurrió en un momento de tensiones entre el gobierno y sectores de la sociedad civil, que critican medidas como la reforma al Poder Judicial y la Ley de Telecomunicaciones por sus posibles impactos en las libertades democráticas. En este escenario, la presencia de figuras de oposición como Cuevas puede interpretarse como un intento de capitalizar el descontento social.

Perspectivas diversas: Entre el apoyo y la crítica

La comunidad LGBTTTIQ+ no es un bloque monolítico, y las reacciones a la participación de Cuevas reflejan esta diversidad. Para algunos asistentes, su presencia fue un gesto positivo, especialmente en un país donde las figuras públicas suelen evitar asociarse con causas LGBTTTIQ+ por temor a perder apoyo político. Otros, sin embargo, la ven como una intrusa en un espacio que debería reservarse para quienes han luchado consistentemente por los derechos de la comunidad.

“No me importa si es oportunismo o no. Que una exalcaldesa esté aquí visibiliza nuestra lucha”, comentó una asistente de 22 años en el Zócalo.

En contraste, colectivos como Red Diversa México exigieron mayor escrutinio a las intenciones de las figuras públicas. “No queremos aliados de última hora que solo buscan votos”, declararon en un comunicado. La controversia también se extendió a redes sociales, donde hashtags como #CuevasEnElPride y #NoALaOportunidad se volvieron tendencia, acumulando más de 50,000 menciones en X durante el fin de semana.

El futuro de la lucha LGBTTTIQ+ en México

La Marcha del Orgullo 2025 fue un recordatorio de que la lucha por los derechos LGBTTTIQ+ es tanto una celebración como una batalla. Los avances legales han dado a la comunidad herramientas para exigir igualdad, pero la violencia, la discriminación y la falta de políticas públicas inclusivas siguen siendo obstáculos. La presencia de figuras como Sandra Cuevas, Jessica Esotérica y Alfredo Adame, aunque polémica, pone de manifiesto la creciente relevancia de la marcha como un espacio de convergencia política y social.

México se encuentra en un momento crucial. La consolidación de un proyecto político progresista bajo el liderazgo de Sheinbaum ofrece oportunidades para avanzar en la agenda de derechos, pero también plantea riesgos si las reformas del gobierno limitan las libertades digitales o restringen la disidencia. Para la comunidad LGBTTTIQ+, el desafío es mantener la presión para que los gestos de apoyo, como los de figuras públicas, se traduzcan en políticas concretas que garanticen seguridad, equidad y justicia.

La marcha de 2025 no solo fue una explosión de color y resistencia, sino también un espejo de las tensiones que atraviesan a México: un país que celebra su diversidad, pero que aún lucha por hacerla plenamente inclusiva.