- Axis Noticias
- 2025-07-06
Huracán Flossie: La amenaza que acecha las costas del Pacífico mexicano
Un coloso en el Pacífico: La fuerza de Flossie
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- Por AXIS Noticias,
- 2025-07-01
- En México
El huracán Flossie, un fenómeno meteorológico que ha captado la atención de México y el mundo, se fortaleció el 1 de julio de 2025 hasta alcanzar la categoría 2 en la escala Saffir-Simpson, con vientos máximos sostenidos de 175 kilómetros por hora y rachas que alcanzan los 215 km/h. Este ciclón, que se desplaza en paralelo a las costas del Pacífico mexicano, ha desatado alertas en al menos seis estados: Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, y Guerrero. Aunque los pronósticos indican que no tocará tierra, su extensa circulación y bandas nubosas están generando lluvias torrenciales, oleaje elevado y condiciones que podrían desencadenar deslaves e inundaciones en regiones vulnerables. La presidenta Claudia Sheinbaum y las autoridades de Protección Civil han instado a la población a extremar precauciones, mientras el país se prepara para enfrentar los embates de un fenómeno que, aunque no impactará directamente, pone a prueba la resiliencia de las comunidades costeras.
El nacimiento de Flossie: Un contexto de temporada activa
Flossie se formó como tormenta tropical el 29 de junio de 2025, a 362 kilómetros al sur de Acapulco, Guerrero, consolidándose como el sexto ciclón con nombre de la temporada de huracanes 2025 en el Pacífico Oriental, una temporada que ha mostrado una actividad significativamente mayor que la del Atlántico, donde solo se han registrado dos tormentas con nombre hasta la fecha: Andrea y Barry. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), a las 06:00 horas del 1 de julio, Flossie se encontraba a 285 kilómetros al suroeste de Manzanillo, Colima, moviéndose hacia el oeste-noroeste a 17 km/h. Su rápida intensificación, pasando de tormenta tropical a huracán categoría 1 el 30 de junio y a categoría 2 al día siguiente, responde a las cálidas temperaturas de la superficie del océano Pacífico, que superan los 27 grados Celsius, un factor clave para el desarrollo de ciclones tropicales.
México no es ajeno a los huracanes. Entre mayo y noviembre, las costas del Pacífico y el Atlántico son escenario habitual de ciclones que, en los últimos años, han dejado tras de sí devastación y lecciones de preparación. En 2023, el huracán Otis, de categoría 5, devastó Acapulco, causando pérdidas económicas estimadas en 15,000 millones de pesos (750 millones de dólares) y al menos 52 víctimas fatales. Este antecedente histórico pesa en la memoria colectiva, especialmente en Guerrero, donde las heridas de Otis aún no sanan del todo. Flossie, aunque menos destructivo en su trayectoria actual, reaviva la necesidad de una respuesta coordinada y una infraestructura resiliente frente a fenómenos cada vez más intensos, un fenómeno que expertos atribuyen al cambio climático.
Impactos inmediatos: Lluvias, vientos y alertas
El SMN ha pronosticado que Flossie generará lluvias torrenciales de entre 150 y 250 milímetros en Michoacán y Colima, así como precipitaciones intensas de 75 a 150 milímetros en Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Guerrero, y el norte de Oaxaca. Estas condiciones, combinadas con rachas de viento de hasta 100 km/h y oleaje de 5 a 6 metros en las costas más expuestas, representan un riesgo significativo de inundaciones, deslaves, y crecidas de ríos en zonas bajas. La Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) ha activado zonas de prevención por tormenta tropical desde Punta San Telmo, Michoacán, hasta Playa Pérula, Jalisco, y mantiene vigilancia en áreas costeras de Guerrero y Jalisco.
La presidenta Sheinbaum, en un mensaje difundido en redes sociales, destacó la importancia de la prevención:
“Se prevé que Flossie alcance la categoría de huracán al sur de las costas de Michoacán. Extremar precauciones”,
subrayando la necesidad de que la población siga las indicaciones de Protección Civil. Las autoridades locales han implementado medidas como la suspensión de clases en zonas vulnerables de Michoacán y Guerrero, el cierre temporal de puertos en Manzanillo y Zihuatanejo, y la habilitación de refugios para comunidades en riesgo. En Colima, donde el huracán se encontraba a solo 285 kilómetros de Manzanillo el 1 de julio, los pescadores han sido instados a no salir al mar, mientras que los hoteles en zonas turísticas como Puerto Vallarta han reforzado sus protocolos de seguridad.
El cambio climático y la intensificación de los huracanes
La intensificación de Flossie no es un fenómeno aislado, sino parte de una tendencia global hacia ciclones más poderosos. Según un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), el aumento de las temperaturas oceánicas, que en el Pacífico mexicano han alcanzado hasta 29 grados Celsius en 2025, está contribuyendo a la formación de huracanes más intensos y de rápida evolución. Flossie, que pasó de tormenta tropical a huracán categoría 2 en menos de 48 horas, es un ejemplo de esta dinámica. Expertos del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos han señalado que el ciclón podría alcanzar la categoría 3, con vientos superiores a 180 km/h, entre la noche del 1 de julio y la mañana del 2 de julio, antes de comenzar a debilitarse a partir del 3 de julio.
Esta tendencia plantea desafíos significativos para México, donde la infraestructura en muchas comunidades costeras sigue siendo vulnerable. En Michoacán, por ejemplo, el 30% de las viviendas en zonas rurales no cuentan con estructuras resistentes a vientos fuertes, según datos del INEGI. En Guerrero, la reconstrucción tras Otis ha avanzado lentamente, con solo el 40% de los hogares dañados rehabilitados hasta 2025. La combinación de lluvias torrenciales y suelos saturados aumenta el riesgo de deslizamientos de tierra, particularmente en la Sierra Madre Occidental, donde las comunidades indígenas enfrentan condiciones de marginación que limitan su capacidad de respuesta.
Perspectivas locales: Voces desde la costa
En las comunidades costeras, el impacto de Flossie se vive con una mezcla de resignación y preparación. En Zihuatanejo, Guerrero, pescadores como Juan Morales, de 45 años, expresan su preocupación:
“Ya sabemos lo que es un huracán. Con Otis perdí mi lancha y mi casa. Ahora, aunque Flossie no entre a tierra, las lluvias pueden arruinar lo poco que hemos reconstruido”.
En Manzanillo, los comerciantes del sector turístico reportan una caída en las reservaciones hoteleras, con cancelaciones que alcanzan el 20% en los últimos días, según la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Colima. Sin embargo, algunos ven en estas medidas una oportunidad para mejorar la preparación. La alcaldesa de Manzanillo, Griselda Martínez, destacó:
“Estamos listos con refugios y planes de evacuación. La experiencia de huracanes pasados nos ha enseñado a no subestimar estos fenómenos”.
Por su parte, organizaciones ambientalistas han aprovechado la coyuntura para exigir mayores acciones contra el cambio climático. Greenpeace México ha señalado que la intensificación de huracanes como Flossie es una llamada de atención para acelerar la transición hacia energías renovables y fortalecer las políticas de adaptación climática. En un comunicado, la organización afirmó:
“Cada huracán es un recordatorio de que el cambio climático no espera. México debe invertir en infraestructura resiliente y reducir su dependencia de combustibles fósiles”.
Implicaciones económicas y sociales
El impacto de Flossie trasciende lo meteorológico. En términos económicos, las lluvias torrenciales podrían afectar cultivos clave en estados como Sinaloa, líder nacional en producción de maíz y tomate, donde las inundaciones podrían generar pérdidas estimadas en 500 millones de pesos (25 millones de dólares) si las precipitaciones superan los 200 milímetros, según proyecciones de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. En el sector turístico, destinos como Puerto Vallarta y Manzanillo enfrentan una temporada baja agravada por las alertas climáticas, con una ocupación hotelera que ha caído al 60% en comparación con el 85% registrado en julio de 2024.
Socialmente, las comunidades más vulnerables son las que enfrentan mayores riesgos. En Oaxaca, donde el 70% de la población vive en condiciones de pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), las lluvias podrían exacerbar la inseguridad alimentaria y el acceso a servicios básicos. Las autoridades han distribuido más de 10,000 kits de emergencia en la región, que incluyen alimentos no perecederos, agua potable y materiales de primeros auxilios, pero la logística en zonas remotas sigue siendo un desafío.
El papel de la coordinación nacional
La respuesta del gobierno mexicano ha sido coordinada a través de la CNPC, que ha desplegado equipos de respuesta rápida en los estados afectados. La Secretaría de Marina (SEMAR) ha movilizado a 1,500 elementos para apoyar en tareas de evacuación y distribución de ayuda, mientras que el Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales ha emitido boletines cada tres horas para mantener informada a la población. Sin embargo, las críticas no han faltado. Algunos sectores de la oposición, como el PAN, han señalado que la falta de inversión en infraestructura preventiva, como sistemas de drenaje en zonas urbanas, podría agravar las consecuencias de Flossie. El diputado federal Juan Carlos Romero Hicks afirmó:
“La prevención no puede ser solo reactiva. Necesitamos recursos para modernizar nuestras ciudades frente a estos fenómenos”.
Un futuro incierto: ¿Qué sigue para Flossie?
Los modelos meteorológicos indican que Flossie comenzará a debilitarse a partir del 3 de julio, convirtiéndose en un sistema postropical para el 4 de julio y en un remanente de baja presión para el 5 de julio, con vientos de apenas 46 km/h. Aunque su impacto directo en tierra será limitado, su legado podría ser un recordatorio de la urgencia de abordar los desafíos del cambio climático y la vulnerabilidad de las comunidades costeras. Para México, un país que enfrenta huracanes año tras año, Flossie no es solo un fenómeno meteorológico, sino una prueba de su capacidad para adaptarse a un clima cada vez más impredecible.
En las próximas horas, las autoridades continuarán monitoreando la trayectoria de Flossie, mientras las comunidades costeras se preparan para lo peor, con la esperanza de que las lecciones del pasado fortalezcan su respuesta ante el presente. La historia de Flossie, como la de muchos huracanes antes que ella, es una narrativa de resiliencia, preparación y la lucha constante contra las fuerzas de la naturaleza en un mundo que cambia rápidamente.