Miércoles, 29 de octubre, 2025
Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.

Texas en luto

La tragedia de las inundaciones que dejó 91 muertos y un rastro de devastación



La madrugada del 4 de julio de 2025, mientras Estados Unidos celebraba su Día de la Independencia, el centro de Texas se convirtió en escenario de una de las peores tragedias naturales de su historia reciente. Las lluvias torrenciales, descritas como un evento de "una vez cada 100 años", provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, que en menos de 45 minutos creció 8 metros, arrasando con todo a su paso: casas, carreteras, vehículos y, lo más doloroso, vidas humanas. Hasta el 7 de julio, las autoridades confirmaron al menos 91 fallecidos, incluyendo 28 menores, y decenas de personas siguen desaparecidas, muchas de ellas niñas que asistían a campamentos de verano en la región de Hill Country.

La magnitud del desastre ha conmocionado no solo a Texas, sino al mundo entero. En México, donde el consulado en San Antonio reportó al menos 30 ciudadanos afectados, la tragedia resuena con particular fuerza debido a la cercanía geográfica y cultural. Este reportaje profundiza en las causas, consecuencias y preguntas abiertas que deja esta catástrofe, analizando el contexto histórico, las fallas en los sistemas de alerta y las implicaciones de un evento que pone en evidencia la creciente amenaza del cambio climático.

El epicentro del desastre: Hill Country y el río Guadalupe

La región de Hill Country, al noroeste de San Antonio, es conocida por su belleza natural, sus colinas escarpadas y sus ríos cristalinos que atraen a miles de turistas y campistas cada verano. El río Guadalupe, que atraviesa el condado de Kerr, es el corazón de esta zona, hogar de campamentos históricos como Mystic, un centro cristiano para niñas con casi un siglo de tradición. Sin embargo, esta misma geografía, con su suelo rocoso y poca capacidad de absorción, convierte a Hill Country en lo que los expertos llaman el "callejón de las inundaciones repentinas" de Estados Unidos.

El viernes 4 de julio, entre las 4:00 y 6:00 de la mañana, una tormenta descargó entre 25 y 30 centímetros de lluvia en pocas horas, superando el promedio mensual de precipitaciones de la región. El río Guadalupe, que normalmente fluye tranquilo, se transformó en una corriente devastadora. En el condado de Kerr, el más afectado, las autoridades reportaron 68 víctimas fatales, de las cuales 28 eran menores de edad. Otros condados, como Travis, Burnet, Kendall y Williamson, sumaron al menos 23 muertes adicionales.

"No fue una tormenta, fue una emboscada", relató una sobreviviente al describir cómo el agua irrumpió en las cabañas de Camp Mystic, donde cientos de niñas dormían. Las imágenes de la tragedia muestran cabañas destrozadas, colchones cubiertos de lodo y autos atrapados en las copas de los árboles, como si la naturaleza hubiera decidido borrar todo rastro de vida en la zona.

La tragedia en Camp Mystic: Un símbolo de la pérdida

El campamento Mystic, fundado en la década de 1920, es un ícono de la región. Cada verano, recibe a cientos de niñas de entre 8 y 17 años que buscan un espacio para crecer espiritualmente y disfrutar de actividades al aire libre. Sin embargo, la madrugada del 4 de julio, el campamento se convirtió en el epicentro de la tragedia. Al menos 27 personas, entre niñas y personal, perdieron la vida, y al menos 10 menores y una consejera seguían desaparecidas hasta el 7 de julio.

"Mi hija de 9 años, Janie Hunt, no volverá a casa", confirmó una madre devastada en entrevista con un medio estadounidense. La historia de Janie es solo una de las muchas que han conmocionado a la comunidad. Otra víctima, Jane Ragsdale, directora del cercano campamento Heart O’ the Hills, también pereció intentando salvar a las niñas a su cargo.

Los sobrevivientes narran escenas de caos y heroísmo. Consejeros rompieron ventanas para sacar a las niñas de las cabañas inundadas, mientras otras se aferraban a árboles o flotaban en colchones para escapar de la corriente. "Estaban descalzas, en pijama, gritando en la oscuridad", describió Serena Aldrich, madre de dos campistas rescatadas. La Guardia Costera de Estados Unidos, utilizando helicópteros HH-60 Jayhawk, logró salvar a 15 personas en Camp Mystic, pero la magnitud del desastre superó cualquier esfuerzo inmediato.

Fallos en las alertas: ¿Pudo evitarse la tragedia?

La pregunta que resuena en Texas y más allá es si esta catástrofe pudo haberse prevenido. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) emitió una alerta de inundación el jueves 3 de julio a las 13:18, seguida de advertencias más graves en la madrugada del viernes. Sin embargo, muchos residentes y campistas aseguran que las alertas no llegaron a tiempo o no fueron lo suficientemente claras. "Nadie nos dijo que evacuáramos", lamentó un padre que perdió a su hija en Camp Mystic.

Investigaciones periodísticas han revelado que el condado de Kerr, a pesar de su historial de inundaciones, carece de un sistema de alerta robusto. En 2017, tras otra inundación en la región, se discutió la instalación de un sistema de monitoreo a lo largo del río Guadalupe, pero los costos, estimados en 1 millón de dólares (aproximadamente 20 millones de pesos mexicanos), fueron considerados excesivos por los contribuyentes y las autoridades locales. "Los residentes no querían pagar por ello", admitió Rob Kelly, juez del condado, en una declaración reciente.

Además, la reducción de personal en el NWS bajo la administración de Donald Trump ha generado críticas. Desde enero de 2025, las oficinas del servicio en Texas han enfrentado vacantes de hidrólogos y meteorólogos, lo que limitó su capacidad de emitir alertas precisas. "La reducción de personal pone en peligro vidas", afirmó Tom Fahy, director de la Organización de Empleados del NWS, al señalar que al menos dos oficinas en Texas duplicaron sus vacantes este año.

El cambio climático como telón de fondo

La tragedia de Texas no puede entenderse sin considerar el impacto del cambio climático. Expertos como Hatim Sharif, profesor de Ingeniería Civil de la Universidad de Texas, explican que las lluvias extremas son cada vez más frecuentes debido al calentamiento global. Desde 1970, las precipitaciones por hora en San Antonio han aumentado un 6%, y en Austin un 19%, según un análisis de Climate Central.

"El suelo semiárido de Hill Country no absorbe el agua; la deja correr, y los arroyos se convierten en ríos mortales", explicó Sharif.

Este fenómeno, combinado con una infraestructura de drenaje obsoleta, convirtió al río Guadalupe en una fuerza imparable. En 1987, una inundación similar en la misma región cobró 10 vidas, pero la de 2025 ha superado todos los registros previos, con un impacto económico estimado en miles de millones de dólares (aproximadamente 20 mil millones de pesos mexicanos).

La comunidad científica coincide en que el cambio climático está intensificando la frecuencia y severidad de estos eventos. Las masas de humedad provenientes del Golfo de México, estancadas sobre Texas, descargaron en horas lo que normalmente cae en meses. Este patrón, según los meteorólogos, es cada vez más común en la región.



Respuesta institucional y controversias políticas

La respuesta al desastre ha sido masiva pero no exenta de críticas. El gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró el estado de desastre y solicitó asistencia federal, mientras que el presidente Donald Trump firmó una declaración de emergencia que activó a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA). "Texas hará todo lo posible para encontrar a todos los desaparecidos", prometió Abbott, quien también decretó el 6 de julio como un día de oración en el estado.

Sin embargo, la administración Trump enfrenta cuestionamientos por los recortes presupuestarios a FEMA, que incluyen la cancelación de programas de mitigación de inundaciones por 4 mil millones de dólares (80 mil millones de pesos mexicanos). "Queríamos dejar pasar un poco de tiempo antes de visitar la zona para no estorbar", explicó Trump, quien planea viajar a Texas el viernes 11 de julio.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, defendió la respuesta federal, asegurando que se desplegarán "todos los recursos necesarios". Sin embargo, el teniente general retirado Russel Honoré, experto en operaciones de rescate, criticó la falta de preparación. "Esta es una zona de inundación conocida. No se puede culpar solo a Dios", dijo a un medio estadounidense, exigiendo una revisión de los sistemas de alerta y evacuación.

El impacto en la comunidad mexicana

La tragedia también tocó a la comunidad mexicana en Texas. El consulado de México en San Antonio reportó que al menos 30 ciudadanos mexicanos fueron afectados, principalmente por la pérdida de documentos como pasaportes. La presidenta Claudia Sheinbaum expresó su solidaridad y ordenó al consulado brindar apoyo inmediato. Para muchos mexicanos en Texas, la tragedia es un recordatorio de la vulnerabilidad de las comunidades migrantes, que a menudo viven en zonas de alto riesgo.

Historias de resiliencia y pérdida

En medio del dolor, emergen historias de valentía. Luis Arias, un padre de familia mexicano que acampaba cerca del río Guadalupe, narró cómo él y sus hijos escaparon de la corriente en la madrugada. "Todo pasó tan rápido. La lluvia era ensordecedora, y el agua nos alcanzó en minutos", relató. Otros no tuvieron la misma suerte. Michael, un padre de Austin, encontró la mochila de su hija de 8 años entre los escombros, pero de ella aún no hay noticias.

Los esfuerzos de rescate, que involucran a más de 500 socorristas, helicópteros, drones y unidades caninas, han salvado a más de 850 personas, pero la búsqueda continúa. En las redes sociales, las familias comparten fotos y súplicas para localizar a sus seres queridos, mientras la comunidad de Kerrville se une en centros de reunificación y refugios temporales.

Un futuro incierto bajo la sombra del cambio climático

La tragedia de Texas no es un evento aislado. En junio de 2025, San Antonio registró 13 muertes por inundaciones similares, y huracanes como Helene, que en 2024 dejó más de 250 víctimas en el sureste de Estados Unidos, evidencian un patrón de desastres climáticos cada vez más severos. La falta de inversión en infraestructura resiliente y sistemas de alerta temprana, combinada con los efectos del cambio climático, plantea un desafío urgente para Texas y el mundo.

Mientras las familias lloran a sus seres queridos y los rescatistas buscan entre los escombros, la pregunta persiste: ¿qué se necesita para prevenir la próxima tragedia? La respuesta, según los expertos, radica en una combinación de políticas públicas, educación comunitaria y acción climática. Por ahora, Texas llora a sus víctimas, pero también se aferra a la esperanza de encontrar a los desaparecidos y reconstruir lo que el agua se llevó.

Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
Autor

© AXIS Noticias

Protegemos la verdad con cada palabra. Prohibida su reproducción sin autorización. Síguenos en nuestras redes sociales.

También te puede interesar

Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
  • Axis Noticias
  • 2025-07-06
El Partido EU de Elon Musk
Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
  • Axis Noticias
  • 2025-07-03
Europa bajo Fuego
Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
  • Axis Noticias
  • 2025-07-02
Campos vacíos, cosechas perdidas
Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
  • Axis Noticias
  • 2025-07-01
El desplome de Tesla en bolsa
Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
  • Axis Noticias
  • 2025-06-29
Gaza bajo fuego
Imagen aérea de escombros y cabañas destruidas junto al río Guadalupe en Texas tras inundaciones.
  • Axis Noticias
  • 2025-06-28
Agresión al Papa León XIV