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Miércoles, 29 de octubre, 2025
Trump y Xi Jinping firman un acuerdo comercial en un evento diplomático con banderas de fondo.

Trump y Xi Jinping Sellan la Paz Comercial

Un Acuerdo que Cambia el Juego Global



En un mundo donde la incertidumbre económica ha sido la constante, el 25 de junio de 2025 marcó un punto de inflexión en las relaciones comerciales globales. Desde la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció con su característico tono triunfal que había firmado un acuerdo comercial con China, poniendo fin a una guerra arancelaria que, durante meses, mantuvo en vilo a mercados, gobiernos y ciudadanos de todo el mundo. Este pacto, sellado tras intensas negociaciones en Londres y Ginebra, reduce los aranceles estadounidenses sobre productos chinos al 55% y los impuestos chinos sobre bienes estadounidenses al 10%, además de garantizar el suministro de minerales raros esenciales para la industria militar y tecnológica de Estados Unidos. En un giro inesperado, Trump también adelantó que un acuerdo similar con India está en el horizonte, señalando un cambio estratégico en su política comercial. Para México, un país profundamente integrado en la economía norteamericana, este hito no solo alivia las presiones comerciales, sino que plantea nuevas oportunidades y desafíos en un escenario global en transformación.

Los Orígenes de la Guerra Arancelaria

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, que alcanzó su punto álgido en 2025, tiene raíces en el primer mandato de Trump (2017-2021), cuando impuso aranceles de hasta 25% sobre 360,000 millones de USD en importaciones chinas, según datos del Peterson Institute for International Economics. En aquel entonces, Trump argumentó que el déficit comercial de Estados Unidos con China –que alcanzó 419,000 millones de USD en 2018– era una prueba de que Beijing “estafaba” a su país. China respondió con aranceles propios, desencadenando una escalada que afectó cadenas de suministro globales, desde la industria automotriz hasta la electrónica. México, como parte del T-MEC, se benefició indirectamente, captando inversión extranjera directa que creció 40% en 2024, según la Secretaría de Economía, gracias al nearshoring impulsado por empresas que buscaban evitar los aranceles chino-estadounidenses.

El regreso de Trump a la presidencia en enero de 2025 reavivó el conflicto. En abril, anunció aranceles de hasta 145% sobre productos chinos, citando el superávit comercial de China y su presunto rol en el comercio de fentanilo. Beijing retalió con aranceles del 125% y restricciones a exportaciones de tierras raras, minerales críticos para la fabricación de aviones de combate, misiles y baterías de vehículos eléctricos. Esta escalada generó temores de una recesión global, con la UNCTAD proyectando una caída del 1.8% en el PIB estadounidense y del 0.6% en el chino para 2025 si las tensiones continuaban. En México, el impacto fue inmediato: el peso mexicano se depreció 0.13% el 10 de junio de 2025, cerrando en 19.06 MXN por USD, reflejando la incertidumbre en los mercados.

“Firmamos con China ayer. Lo acabamos de firmar. Es un gran acuerdo, y tenemos otro próximo, quizá con India, uno muy grande.” – Donald Trump, presidente de Estados Unidos, en la Casa Blanca, 26 de junio de 2025.

Negociaciones Bajo Presión

El camino hacia el acuerdo fue tortuoso. Las negociaciones comenzaron en mayo de 2025 en Ginebra, donde el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y la presidenta suiza, Karin Keller-Sutter, mediaron entre las delegaciones de Washington y Beijing. Un primer avance se logró el 12 de mayo, cuando ambas partes acordaron una tregua de 90 días, reduciendo los aranceles al 30% para Estados Unidos y al 10% para China. Sin embargo, las tensiones persistieron, especialmente por las restricciones chinas a las exportaciones de tierras raras, esenciales para la industria militar estadounidense. En Londres, a mediados de junio, se alcanzó un acuerdo marco que incluía la provisión de estos minerales y la autorización de visas para estudiantes chinos en universidades estadounidenses, un punto clave para Beijing.

El acuerdo final, firmado el 25 de junio, establece un arancel estadounidense del 55% –una cifra que Trump infló en su anuncio inicial, confundiendo los gravámenes acumulados– y un arancel chino del 10%. Aunque no se han revelado todos los detalles, el pacto también aborda el acceso de China a mercados estadounidenses para productos tecnológicos y agrícolas, mientras que Estados Unidos garantiza la importación de berilio y litio desde Xinjiang, a pesar de las críticas por presunto trabajo forzado en la región, según un informe de Global Rights Compliance. Este punto generó controversia, con organizaciones como Human Rights Watch advirtiendo sobre las implicaciones éticas de depender de minerales provenientes de zonas con violaciones a los derechos humanos.

“La actitud de China es clara: no queremos una guerra comercial, pero no tenemos miedo. Si hablamos, la puerta está abierta, pero Estados Unidos debe abandonar el chantaje.” – Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, 23 de abril de 2025.

Implicaciones para México y América Latina

El fin de la guerra arancelaria tiene un impacto directo en México, cuya economía depende en un 80% de las exportaciones a Estados Unidos, según la Secretaría de Economía. Durante los meses de tensión, México se posicionó como un beneficiario del nearshoring, atrayendo inversiones de empresas como Tesla, General Motors y BMW, que anunciaron proyectos por más de 5,000 millones de USD en estados como Nuevo León y Querétaro. Sin embargo, el acuerdo con China podría reorientar algunas cadenas de suministro de regreso al gigante asiático, que ofrece costos más bajos. Analistas de Bursamétrica advierten que México debe fortalecer su infraestructura y políticas de inversión para mantener su atractivo, especialmente en sectores como la industria automotriz y la electrónica.

En el contexto latinoamericano, el acuerdo refleja un cambio en la percepción de China como socio comercial. Una encuesta de mayo de 2025 reveló que 63% de los mexicanos prefiere aumentar el comercio con China frente a Estados Unidos, una tendencia similar en Brasil, Colombia y Perú. Este sentimiento, impulsado por la agresiva política arancelaria de Trump, contrasta con los esfuerzos de México por mantener una relación equilibrada con ambos países bajo el T-MEC. La presidenta Claudia Sheinbaum ha enfatizado la importancia de la integración económica con Norteamérica, pero también ha buscado fortalecer lazos con Beijing, con exportaciones mexicanas a China creciendo 15% en 2024, según el Banco de México.

Perspectivas Globales: Ganadores y Perdedores

El acuerdo no solo beneficia a Estados Unidos y China, sino que tiene ramificaciones globales. Para Estados Unidos, asegura el acceso a tierras raras, reduciendo su dependencia de cadenas de suministro vulnerables, un tema crítico tras las interrupciones durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, economistas como Mark Zandi de Moody’s Analytics advierten que el daño económico ya causado –como la desaceleración del 1.8% en el PIB estadounidense proyectada para 2025– no se revertirá de inmediato. En China, el acuerdo es visto como una victoria parcial, ya que mantiene un arancel bajo del 10% y refuerza su posición como proveedor clave de minerales estratégicos.

Para países como México, el fin de la guerra comercial alivia las presiones inflacionarias, ya que los aranceles habían encarecido bienes de consumo en un 1.2% en promedio, según el Budget Lab de Yale. Sin embargo, la posibilidad de nuevos aranceles estadounidenses a otros socios comerciales, como la Unión Europea (20%) o India (pendiente de negociación), mantiene la incertidumbre. En Asia, Japón y Corea del Sur, que enfrentan sus propias negociaciones con Trump, ven el acuerdo como una señal de que la diplomacia puede mitigar las políticas proteccionistas, aunque a un costo elevado.

“El acuerdo con China es un paso hacia la estabilidad, pero no elimina la incertidumbre. México debe ser proactivo para no perder terreno.” – Gerardo Esquivel, exsubgobernador del Banco de México.

Un Futuro Incierto

El anuncio de Trump sobre un posible acuerdo con India sugiere que su administración busca reconfigurar el comercio global mediante pactos bilaterales, alejándose de acuerdos multilaterales como el T-MEC o la Organización Mundial del Comercio. Este enfoque, sin embargo, enfrenta críticas. La UNCTAD advierte que la fragmentación del comercio mundial podría generar estanflación, combinando inflación y bajo crecimiento. En México, donde el S&P/BMV IPC cerró el 10 de junio de 2025 en 58,098.51 puntos con un alza del 0.49%, los inversionistas celebraron el acuerdo, pero la volatilidad persiste ante la posibilidad de nuevas tensiones.

El papel de China como socio comercial seguirá siendo crucial para México, especialmente en sectores como la electrónica y las baterías de litio, donde Beijing domina el 60% del mercado global, según la Agencia Internacional de Energía. A nivel cultural, la resolución de la guerra comercial también alivia las tensiones sobre la comunidad china en México, que ha enfrentado un aumento del 15% en incidentes de discriminación desde 2024, según la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación. En este sentido, el acuerdo no solo es económico, sino también un paso hacia un diálogo más constructivo en un mundo polarizado.

Reflexión Final

El acuerdo comercial entre Estados Unidos y China marca el fin de una de las disputas económicas más intensas de la década, pero no elimina los desafíos estructurales del comercio global. Para México, representa una oportunidad para consolidar su posición como puente entre las dos mayores economías del mundo, siempre que invierta en infraestructura, educación y políticas de atracción de inversión. Mientras Trump celebra su “gran acuerdo” y Xi Jinping defiende el multilateralismo, el mundo observa con cautela, consciente de que la estabilidad comercial es frágil. En un contexto donde la tecnología, los recursos y la geopolítica están entrelazados, este pacto es un recordatorio de que la cooperación, aunque imperfecta, es el único camino para evitar un colapso económico global.

Trump y Xi Jinping firman un acuerdo comercial en un evento diplomático con banderas de fondo.
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